El oro de Daniel Pintado hace recordar las raíces plantadas por Jerzy Hausleber, el patriarca de la marcha en América Latina

Publicado

Los Juegos Olímpicos Paris 2024 siguen su camino, escribiendo páginas de gloria a diestra y siniestra, especialmente una en la que Ecuador se subió a lo más alto del podio de la mano de Daniel Pintado en la marcha.

Este triunfo hizo recordar a nuestro especialista, Alberto Lati, a Jerzy Hausleber, el reconocido patriarca de la marcha en América Latina.

Muchas leyendas de la marcha que cuando empezaron se sentían ridículos, decían, ‘qué estoy haciendo con estos movimientos, pudiendo ir más rápido si corro’. Por qué a los Juegos Olímpicos no les fue suficiente con dilucidar quién era el más rápido, en los Olímpicos modernos, el que corra más veloz y luego se añadió la prueba de marcha, la caminata, puede decirse que esto vino de influencia de los británicos que tenían desde el Siglo XVIII.

Los nobles, los aristócratas, hacían competencias diciendo ‘vamos a ver quién llega más pronto, pero sin correr’, entonces con el delirio de no vayas a flotar, manteniendo los pies pegados al suelo.

Así surge el pedestrianismo y presiona a los británicos porque desde 1878, el fútbol apenas tenía sus reglas modernas, los Olímpicos no habían renacido, se organizó en Londres el campeonato de largas distancias.

Para 1904, los Olímpicos en San Luis, Estados Unidos, con mucho de la influencia de la Gran Bretaña, hace una prueba que consistía en muchas pruebas de lanzar, saltar y correr e incluye una variante de caminar 880 yardas, ya con regulaciones para la marcha como las conocemos hoy.

Llega Londres 1908, los británicos que les encantaba eso de la marcha, dicen ‘vamos a incluir esta competencia’ y así llega al programa olímpico y desde entonces ya no saldría.

En un principio, iban a reinar los andarines, los marchistas del bloque comunista de Europa y de ese bloque llega el gran jerarca de la marcha latinoamericana, un personaje entrañable polaco que llegó a México, el gran Jerzy Hausleber. Él iba a entrenar a generaciones y generaciones de marchistas, no sólo mexicanos, latinoamericanos. El primero en el podio, ejemplo de excelencia, el sargento José Pedraza, en México 68. Su entrada al podio, haciendo berrinche porque no era oro, porque le habían ganado el oro y era plata, cuando en México decíamos ‘con que te subas al podio’.

Muchos marchistas dicen que fueron marchistas por el Sargento Pedraza. Daniel Bautista, campeón en Montreal 76, en el 84 Ernesto Canto y Raúl González compartiendo podio, pasando por tantas medallas mexicanas con Mercenario, Joel, Bernardo Segura, Noé Hernández, nueve medallas más la última que fue la primera femenil, Lupita González en Río.

Parece que ese árbol colocado por Hausleber tuvo raíces que corrieron por América Latina porque la escuela siguió y siguió bajo tierra hasta llegar con el colosal Jefferson Pérez de Ecuador, quien entrenaba en México, era cercano a los marchistas mexicanos y llevando esto a otra dimensión con dos medallas, el oro en Atlanta 96 y la plata en el 2008.

Ecuador se va acostumbrando a lo bonito que es que sus acordes suenen en la sede olímpica, en lo más alto del podio. Desde el centro del mundo, hermanos ecuatorianos hasta el centro del olimpismo, emoción máxima de que sea en homenaje a Jefferson, al corajudo mexicano Pedraza, al patriarca de la marcha de América Latina, Jerzy Hausleber.

En esa marcha, los británicos que le llamaban pedestrianismo, se empecinaron en meter en el programa olímpico, para polémica, quién flota y no flota, pero también para disfrute y victoria, muy a menudo de nuestros atletas, los atletas latinoamericanos, mexicanos, guatemaltecos y Ecuador, otra vez, en la cima por los andarines.

TE PUEDE INTERESAR: