Osmar Olvera, en la estela de éxito que dejó Joaquín Capilla en los Juegos Olímpicos

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Los Juegos Olímpicos siempre tienen historias de éxito que contar y en esta ocasión, el joven clavadista mexicano Osmar Olvera, ha escrito la propia con las dos medallas que ganó en Paris 2024: Plata en sincronizados trampolín 3m y bronce en trampolín 3m individual.

Nuestro especialista, Alberto Lati, narra un poco la historia de Osmar en ‘París de Noche’ y lo que podría llegar a hacer en el futuro, comparando su camino con el del inmortal Joaquín Capilla, ganador de cuatro preseas olímpicas.

Tenemos que viajar al pasado, nunca encontré una forma más precisa, ilustrativa, incluso tierna de referirnos a como era ver tirarse a Joaquín Capilla, que una que me dijo su contemporánea, ver tirarse a Joaquín era ‘fresas con crema’.

HACER EL PARO NOS MUEVE

Se trataba de una chica llamada Edna Child, compitió con él en el 48. Cuando yo la conocí ya era una señora de 90 años. Yo buscaba en Londres a alguien que me contara cómo fue ver a competir a Capilla en Londres 48 y así me decía Edna Child: ‘Fresas con crema’. Dulzura, buen gusto, textura, exquisitez, lo que usted quiera, todo eso englobaba la elegancia de Capilla.

Capilla se iba a convertir, mexicano, en la primera gran figura de los clavados olímpicos, incluso por encima de alguien quien dice los Estados Unidos que fue el primer grande Sammy Lee ganó tres medallas, Capilla ganó cuatro del 48 al 56. Primer mexicano con medalla en tres juegos, María del Rosario después lo conseguiría del 2008 al 2016. Su padre, odontólogo, criado a mitad de camino entre España y México. Incentivo en la familia la pasión por las alturas, siempre repetía el papá ‘No va a pasarles nada malo si lo intentan’, que la vida era para el que se atrevía, para el que se arrojaba y no se acomplejaba.  

Joaquín Capilla me contaba que se aventaba del ropero a la cama, que se iba a un árbol y se aventaba, al Lago de Chapultepec, donde pudiera, si se rompió brazos, si tuvo puntos de sutura, era un tipo de arrojo.

68 años después, qué va a pasar cuando en 60 años alguien quiera entrevistar a alguien y nos digan cómo era ver lanzarse a Osmar, no creo que haya una metáfora tan bonita como el ‘fresas con crema’, pero será muy interesante ver cómo queda a la posteridad.

Otro punto importante, el apoyo absoluto de la familia, que sólo la familia del deportista sabe lo que ha representado acompañar, arropar, apoyar para que esto se dé. Los sacrificios, una vida dedicada a esto, alejarte de tu hijo a los ocho años y confiar en él, en sus valores, en su estabilidad y vivir viajando y viajando porque el camino que tenía este niño era ése.

Pero vuelvo otra vez en el tiempo y regreso con Joaquín Capilla. En algún momento Capilla se dio cuenta que se estancaba, su gran entrenador Mario Tovar tiene una historia porque Capilla era de natación y siempre el último en las carreras. Se desesperó de eso y decidió ya no ir. Mario Tovar había visto la cara cuando se aventaba de la plataforma y dijo ‘vente a probar clavados’ y así empezó la historia. En algún momento viajó con Tovar a Estados Unidos convencido de que si no iba a ver a los maestros del trampolín y la plataforma no iba a crecer. Qué nos dijo Osmar Olvera en esta mesa ayer ‘yo tengo que viajar a China’, sino viajo y hago campamento ahí no los voy a superar.

La perfección, el desafío, el reto, el entender que pese a que vas teniendo medallas no alcanza. Pobres de los rivales estadounidenses de Capilla porque veían a un flacucho a pie de trampolín preguntando en su mal inglés y tomando notas. No sabían que ese flacucho les iba a empezar a ganar las medallas y que les quitaría el reinado de los clavados a los estadounidenses. Cuatro medallas al cabo de ocho años del 48 al 56.

Eso quiere Osmar, ir ahí, pero la diferencia es que Osmar no quiere ir como un cara de distraído. Osmar sí va de frente diciendo ‘yo les voy a ganar a los chinos’ y él aclara que para poderles ganar tiene estar ahí. Parte de la perfección, de la excelencia, parte de los sueños.

Este muchachito que es todo determinación, que es todo confianza, todo poderío mental, digno de superhéroes. Nos dio un masterclass de cómo conseguir una meta. Nada al azar, nada en manos de la fortuna.

Osmar se ha subido, con sólo 20 años a la estela de uno de los grandes del olimpo mexicano. Queda mucho, Capilla logró cuatro medallas en tres Olímpicos. Estoy seguro de que lo de Osmar es para la historia.

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