Prisca Awiti y la historia del judo, el primer deporte no occidental en entrar al programa olímpico

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Los Juegos Olímpicos de Paris 2024 han escrito una página de gloria muy importante para la historia del deporte mexicano, al conseguir Prisca Awiti la primera medalla en judo para México.

Por tal motivo, Alberto Lati nos relata en ‘París de Noche’, un poco de la historia de este deporte y cómo fue su llegada a los Juegos Olímpicos, siendo el japonés, Jigoro Kano, el primer personaje no occidental que se integró al movimiento olímpico. Se le puede considerar el patriarca del judo, además de fundador de este deporte.

Para que entendamos, él generó la idea de que se incluyera el judo, por su formación y sus valores, en cada escuela de Japón, lo convirtió en deporte nacional, pero además inventó el color de las cintas e inventó los dan. De dónde sacó lo de los dan, de una especie de ajedrez japonés que es más complejo.

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Los dan son como una etapa en el desarrollo de un jugador y él llevó los dan a esto y a las artes marciales. Se ocupó este hombre de unificar al pueblo japonés en el hecho de que el judo lo practicaran todos. Después quiso internacionalizarlo, pero de repente, cuando ya era miembro del Comité Olímpico Internacional y ya tenía los Olímpicos Japón para 1940, él no pretendía que el judo se integrara al programa porque vio cómo venía el deporte y dijo ‘yo no quiero que mi deporte se use para disputas entre países, esto no es competitivo, esto es formativo, una manera de vida, esto es de entereza, de serenidad, eso era para él el judo, para el patriarca de este deporte.

Murió y finalmente no hubo Olímpicos en el 40 en Tokyo, pero cuando los Olímpicos llegaron a Japón en 1964, ya no estaba él para impedirlo y se integró el judo al programa Olímpico. El primer deporte no occidental en incursionar al olimpismo, luego vinieron el taekwondo, el karate pasó efímeramente, pero el judo fue el primer deporte que no fuera occidental en entrar al programa.

En esos juegos se dio la sorpresa de que el judo ya no era sólo nipón, que en la categoría abierta no se coronó el japonés, sino un gigante neerlandés llamado Anton Geesink. Desde ese momento, el judo, fue patrimonio del mundo.

Japón sólo ha dejado de ganar el medallero de judo de cada edición olímpica en una ocasión, pero ya son 57 países, contando a México, los que han ganado medalla en este deporte. Ha sido el turno de México, y ha sido con una chica, Prisca Guadalupe Awiti, quien reivindica con su sonrisa, con su serenidad, con su entereza, con su capacidad de ser de una sola pieza, las enseñanzas de ese patriarca del deporte, de Jigoro Kano.

Esa escuela que él llamó y que se mantiene como la federación central del judo allá en Tokyo, el kodokan, que es lugar para el estudio del camino de la vida. Qué otro deporte tiene otro nombre tan complejo: Camino para el estudio de la vida, camino de la vida entre tres países de Prisca, Gran Bretaña, Kenia y México, entre tres culturas, con la elección por México, camino de la vida apegada a esos ideales porque así la vimos competir, serena, entera, sonriente, apegada al presente, convencida de que hacer historia estaba en ella y en nadie más que en ella.

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