Diego Cocca entró recientemente a la conversación sobre la sucesión en el banquillo de la selección mexicana, cuando las opciones más aventajadas parecían ser Miguel Herrera y Guillermo Almada, el actual encargado de Tigres será quien tome el mando que había quedado vacante a partir de la eliminación del equipo nacional en el Mundial de Qatar.
Una opción repetía a un director técnico que sin lograr nada extraordinario, influyó en el carácter y el ímpetu que calificó al conjunto mexicano a Brasil 2014 y que alcanzó para llegar a la comodidad de los octavos de final, pero con el conocido sentimiento de haber podido lograr algo más; pero la personalidad de Herrera, sus errores del pasado y el haber salido de Tigres sin dejar ni un solo título en la vitrina felina, desfavorecieron al único entrenador mexicano en la terna final.
Almada parecía la mejor opción, aun sin formarse en México, en 2019 llegó a Santos y con un periodo muy corto de adaptación obtuvo resultados que dieron sustento a su candidatura, en su mejor torneo en La Laguna llevó al equipo hasta el subcampeonato; con Pachuca, desde el Clausura 2022, ya igualó y superó sus números en menos de la mitad de tiempo, su primer semestre llegaría a la final y el segundo la ganaría. Pero el DT uruguayo, se alejó de Torreón, actual miembro del Comité de Selecciones Nacionales, para dirigir en una institución que, podríamos considerar, ejerce contrapeso en los consejos de dueños.
Después de dos ciclos mundialistas en los que se eligieron dos diferentes directores técnicos, con distintos resultados en la Copas del Mundo que cada uno dirigió; sin que Rusia 2018 haya sido mínimamente distinto a lo logrado desde 1994, el proyecto que concluyó en Qatar fue una ventana a la actualidad del futbol mexicano, donde se trabaja para lograr resultados inmediatos sin tener procesos largos o continuos, la producción de jugadores se encuentra desacelerada, son pocas las oportunidades y los espacios para talentos emergentes, la liga mexicana es una de las que promedian más edad, entre otros factores que repercuten en el nutrimiento de la selección nacional; sin restar responsabilidad al cuerpo técnico, que por tener un limitado conocimiento del fútbol local y sus elementos mantuvo una idea de juego que dejó de funcionar mucho antes del Mundial en el Medio Oriente, no había muchas más opciones, por la reducción de recursos, para armar una selección que compitiera más allá de la fase de grupos.
El nuevo director técnico de la selección mexicana tiene encomendadas algunas tareas con prioridad; la renovación generacional es inevitable, en el recién concluido Mundial hubo un alto promedio de edad, aportado por más de un jugador rebasando los 30 años; el corto ciclo de cara a la Copa del Mundo que compartirán los tres países de Norteamérica, no parece prometedor para descubrir una generación de oro, aunque la liga pretenda ofrecer la gran ayuda de reducir un jugador no formado en México de los ocho con los que se les permite a los clubes alinear en un partido actualmente.
La preparación para el punto cumbre de este nuevo proceso, 2026, ofrece un panorama podo exigente; al ser selección anfitriona, la calificación es inmediata, por lo que no hay una proceso de eliminatorias con los que el equipo se pueda preparar para llegar a la competencia; se tendrán que aprovechar las mínimas oportunidades para poner en marcha las nuevas ideas deportivas, en principio, la Nations League ofrece dos encuentros en los que se tiene la oportunidad de calmar las aguas, en caso de ser favorables.
Esta designación del nuevo encargado de dirigir al equipo, y el enroque de algunos clubes en el Comité de Selecciones, confirma que hay un grupo con peso específico dentro del grupo de dueños de equipos del fútbol mexicano, que tiene como mayor aportador de ideas, y operador para que estas se lleven a cabo, al presidente de Grupo Orlegi.
Tres de los cuatro equipos que Diego Cocca ha dirigido en México tienen presencia en el comité que, a partir de la reestructuración del organigrama de selecciones nacionales, tendrá influencia directa sobre las decisiones del equipo, incluso las deportivas, a través de un director ejecutivo, también del gusto del grupo encargado de Atlas y Santos; la línea directa entre la voluntad de los dueños y lo que se haga en el campo de juego, hace obsoletos los puestos administrativos intermedios. Preocupa que se sigan tomando decisiones que continúen con la tendencia un modelo que pondera lo económico sobre lo deportivo, teniendo como argumento, o pretexto, aprovechar al máximo los beneficios financieros de coorganizar una Copa del Mundo.
Siempre esperamos que la selección mexicana tenga éxito en cada proceso en el que se encuentre; deportivamente, hay varios jugadores con la calidad necesaria en la liga que están levantando la mano para ser considerados dentro del las filas del equipo mayor; el inicio de los compromisos internacionales permite un amplio margen para maniobrar en lo que se consolida un conjunto competitivo que pueda enfrentar a los rivales de mayor calidad que pretende pactar la federación con nuevos bríos. Pero la realidad sigue exhibiendo las formas en las que se toman las decisiones, que hace que éstas parezcan malas; la elección de Cocca por parte de los nuevos, pero muy conocidos encargados del fútbol de selecciones, no consideró los intereses de Tigres quienes no esperaron a terminar el Clausura para terminar su relación laboral con el entrenador argentino.