La selección mexicana jugó sus dos primeros partidos del nuevo proceso con miras al Mundial 2026; el equipo nacional se enfrentó a sus similares de Surinam y Jamaica en el marco de la Nations League de Concacaf, de donde salió con un triunfo y un empate que no convencieron a nadie.
La nueva versión del Tricolor tiene muchos tintes del pasado, si en Paramaribo, capital de Surinam, logró un gris triunfo en el que los goles cayeron después de una hora de partido, el empate en el Estadio Azteca contra Jamaica fue una regresión a los momentos más complicados del fútbol de la selección; por momentos del partido, la escuadra local se quedaba fuera de las semifinales del torneo que se jugarán en Las Vegas.
Dos veces tuvo que emplearse el equipo que ahora dirige Diego Cocca para alcanzaron en el marcador a los jamaicanos que jugaron sin presión en un estadio que solía ser complicado para cualquier rival, pero en donde la afición actual reclamó a su propio equipo varias cuentas pendientes que arrastraba previo a Qatar; desde no tener un partido de despedida en el Coloso de Santa Úrsula, hasta el papel que desplegaron en la Copa del Mundo.
Más de un par de jugadores resultaron abucheados cada vez que tocaban el balón, el público parecía reclamar el recambio generacional que no se ha dado en algunas posiciones. Ochoa, muchas veces alabado y sostenido por la afición fue uno de los blancos en los reclamos de la parcialidad mexicana, el actual portero del equipo de Salernitana en la Serie A italiana vive realidades encontradas entre su club y selección; en el Calcio es el jugador con la tercera mejor calificación de la liga en este año, pero en casa, su titularidad es cuestionada en lo general, si bien ha tenido actuaciones particulares en donde destacó y evitó peores goleadas sobre la Sele, queda la impresión de que sus ininterrumpidas convocatorias bloquean la proyección de otros arqueros mexicanos, hay una generación de porteros nacionales perdida en la banca; Corona, Muñoz, Orozco, Cota, Talavera, son algunos de los porteros que llegaron a un tope de calidad por no ver un espacio en el que podrían representar a México, ahora Acevedo espera su oportunidad, sin estar en su mejor momento, pero con las intenciones de Ochoa de llegar como titular a 2026, las posibilidades de un joven portero se ven reducidas.
En la delantera sucede algo similar, con 31 años Raúl Jiménez fue la opción para sustituir a Henry Martín, con la necesidad de hacer goles para intentar ganar un juego en el que el empate pareció un resultado muy corto. Martín tuvo pocas oportunidades, no tiene el mismo rendimiento en América que en Selección, pero tiene la calidad para ser el responsable del ataque mexicano; Jiménez no anota en su club y selección desde hace casi un año, por lo que parecen injustificables sus llamados al Tri, sobre todo cuando el equipo necesitaba el gol del triunfo para complacer un poco a su afición y teniendo en la banca a Santiago Giménez, que con una corta temporada en el viejo continente ya se ha colocado entre los mejores goleadores dela Eredivisie y Europa League.
No llegó la reconciliación entre el equipo mexicano y su afición, parece que hay mucho que reclamar, no se han tomado las mejores decisiones en torno al futuro del fútbol mexicano y eso es cada vez más evidente; hay quienes se rasgan las vestiduras tras escuchar los abucheos en el Estadio Azteca, acusando de memoria corta a los aficionados por sus reclamos, pero se nota en las gradas que la paciencia se acabó y que ya no hay disposición para seguir solapando las pifias entro y fuera de la cancha que los involucrados en juego del balón han cometido en fila. Aunque parecieran exagerados los señalamientos que se hicieron desde la tribuna, resultan justificados ante el hartazgo de escuchar el discurso de que todo va por buen camino en el balompié nacional. Cuando antes se pasaba por encima de los equipos caribeños, más aún en casa, ahora se sufre por lograr un resultado positivo; sin importar que los equipos de la zona han avanzado en su fútbol, el de México ha quedado en un limbo del que no se puede salir sin una seria reestructuración, no lo que nos han ofrecido.