La selección mexicana, la mayor, se está preparando para cumplir con la semifinal de Nations League contra Estados Unidos y los que corresponden a la Copa Oro 2023; después de jugar los dos partidos de la fase de grupos de la Liga de Naciones, contra Surinam, en donde ganó 0-2, y Jamaica, con un empate a dos goles, como local en el Estadio Azteca, ha habido pocos y muy deslucidos partidos par enfrentar el partido que antecede a la final, precisamente contra el equipo estadounidense, que fue en el anterior proceso mundialista un dolor de cabeza, del que no se pudo sacudir, pues no se le ganó ni un solo juego.
A pesar de que se ha hablado mucho del cambio en el fútbol mexicano, incluyendo a las selecciones, los rivales a los que se ha enfrentado la selección para prepararse internacionalmente, no han sido los de primera línea como se esperaba, incluso desde el ciclo pasado; el primer encuentro de preparación, esta vez, fue un partido contra Guatemala, que no ha podido recuperar el lugar que tuvo décadas atrás en la zona de Concacaf, aún con un entrenador como Luis Fernando Tena al frente.
Duelo intrascendente
Camerún fue el segundo rival contra el que México se prepararía para enfrentar sus siguientes compromisos oficiales; el conjunto africano, por lo menos, fue una selección mundialista en Qatar; como el Tri, tampoco accedió a octavos de final, pero tuvo una fase de grupos un poco más atractiva, empató en un gran partido contra Serbia 3-3 y venció a un Brasil que jugaba con suplentes, la derrota frente a Suiza fue la definitoria para evitar su pase a la siguiente ronda.
Camerún llegó a San Diego el pasado sábado para enfrentar con seriedad a la selección mexicana, y por momentos se notó ligeramente superior a el cuadro que Diego Cocca convocó para esta fecha, que nada tiene que ver con lo que presentará en los encuentros oficiales; la mayoría de los convocados al partido frente a la selección africana, no estarán presentes contra Estados Unidos, ni en la Copa Oro, lo que hace que el 2-2 pierda completo sentido.
Aunque desde las oficinas de federación y directivos habían prometido un nuevo manejo del Tricolor, pareciera que seguimos viendo los mismos vicios que han llevado al fútbol mexicano a un terreno de crisis.
Por dar minutos con la playera verde a jugadores con los que hay ciertos compromisos, comerciales en su mayoría, la preparación de un cuadro base, que sí enfrentará Nations League y Copa Oro, no se pudo dar en los dos partidos previos; parecieran experimentos fútiles que no llevan al conjunto a un entendimiento adecuado.
El partido contra Camerún estuvo lleno de malos entendidos, jugadas en las que se nota la descoordinación y la falta de juego de conjunto, a pesar de haber casi repetido el cuadro que jugó contra Guatemala, partido que se salva por un triunfo bastante escueto de 2-0.
No se ven avances
Parece complicado que el próximo 15 de junio, contra Estados Unidos, se pueda ver un equipo mexicano realmente acoplado, aun con la incorporación de algunos jugadores de equipos europeos. No hubo tiempo ni partidos de preparación para que se pueda notar un entendimiento adecuado en el terreno de juego, aún siendo una selección que sigue repitiendo en la base a los mismos jugadores de varios ciclos mundialistas atrás; la competencia interna por un puesto de selección se encuentra detenida ante el constante llamado de los mismos jugadores que ya rindieron lo más que pudieron, pero no han dado un paso al costado para dar entrada a las nuevas generaciones.
Lo mismo con la sub 23
Pero en las categorías menores del equipo mexicano se sufre de los mismo que en el conjunto mayor; los seleccionados sub 23 para el torneo Maurice Revello, comprometieron su pase a la siguiente ronda tras perder 2-0 contra Australia, y calificaron a semifinales solo por la derrota de Japón.
A la selección mayor, como a sus distintas categorías les hace falta lo más importante en este juego llamado fútbol: el gol. No hay muchos delanteros mexicanos, de cualquier edad, que puedan responder en los momentos precisos de los partidos, mucho tiene que ver que no hay muchas plazas para esa posición que puedan ocupar los jóvenes formados o nacidos en México; los clubes llenan esos lugares con extranjeros y las consecuencias llegan cuando el último gol del delantero titular de la selección llega desde el punto penal, después de casi un año sin anotar.