La selección mexicana se volvió a enfrentar contra su similar de Estados Unidos; una versión más de un clásico continental un poco desgastado y deslucido porque ninguno de los dos representativos tuvo más de un jugador que participa en ligas europeas. La principal tarea del nuevo cuerpo técnico del Tri no fue superada; son varios los partidos que México acumula sin ganar en el cruce contra los estadounidenses, no importaba que fuera un partido amistoso, era necesario ganar a como diera lugar. Cuando estas dos selecciones se enfrentan es inevitable la misma pregunta de siempre: ¿ya alcanzó Estadios Unidos a México en fútbol? Y la respuesta cada vez se acerca más al sí, ya lo hizo.
El encuentro del miércoles por la noche fue un choque entre lo que se puede rescatar de seleccionados por las dos ligas, Liga Mx y MLS, sin jugadores prestados por clubes europeos al no ser fecha FIFA se presentó lo mejor de las dos ligas locales, lo que resultó en un espectáculo de fútbol mediano, sin mucha claridad, ni emoción; muy trabado en el medio campo y sin oportunidades claras que pudieran generar algún tipo de reacción positiva en la grada.
Al contrario, al final del encuentro se escuchó el grito homofóbico que casi ya no suena en estadios de la liga mexicana, pero que, allá, nuestros paisanos han adoptado para castigar las pobres actuaciones de la selección cuando se presenta en territorio estadounidense. Un boleto para asistir al Estadio de la Universidad de Phoenix, ronda el precio de los 60 dólares, si el salario mínimo en Estados Unidos es de casi 8 dólares, una entrada para ver el partido entre EUA y México equivale a un día de trabajo aproximadamente, es decir 8 horas. La selección mexicana corría el riesgo de, en caso de escucharse más gritos discriminatorios, quedar vetada por dos años de territorio estadounidense, lo que prende las alarmas, pero no deportivas, si no las económicas, pues las arcas de la federación se quedarían sin la jugosa entrada que significa jugar con estadios llenos con boletaje en dólares; aquí en México con dificultad se llena un estadio con algún partido de selección y, además, los jugadores se llevan los mismos reclamos.
El partido sirvió para medir fuerzas entre las dos ligas; por fin se enfrentaron dos selecciones en las que hay una verdadera representación del fútbol que se juega en cada país; la convocatoria de la selección mexicana parecía incompleta ante la negativa de un par de clubes por prestar a sus jugadores, y razones sobran para no ceder a sus elementos: Tigres juega Liga de Campeones de Concacaf este jueves estrenando director técnico, y América hizo uso de su derecho a negarse por no ser fecha FIFA y encontrarse en un momento crucial del torneo local. Y es que ¿a quién se le ocurre programar un partido de selección un par de jornadas antes de la finalización de la fase regular del torneo, cuando todos los clubes locales necesitan cuidar a sus mejores jugadores de cara a la Liguilla? No existe otra explicación. La caja registradora de la federación necesita una entrada cada cierto tiempo y no importa qué se tenga que hacer para conseguirlo, así sea parar el torneo local y arriesgar a sus jugadores.
Sirvió de muy poco el ejercicio. México no jugó de manera brillante ni exquisita; fue un error en la salida de Estados Unidos lo que provocó el gol de Antuna, quien tuvo mérito de hacer la presión alta y recorrer casi media cancha con balón controlado para definir de buena forma; pero E.U. no se quedaría con los brazos cruzados y en una jugada de otras ligas, después de un pase brillante de tres dedos, llegó el empate. Se notó el poco entendimiento que existe entre la defensa mexicana y su portero, no hubo comunicación y el balón les escurrió para llegar rodando a los pies de Ferrerira al minuto 81. No hubo más oportunidades, para ninguna de las dos escuadras, fue un partido trabado y se preocuparon más por no perder que por buscar el resultado a favor.
En un ejercicio entre las ligas correspondientes, Liga Mx y MLS, se nota que la estadounidense no se encuentra a los años luz de distancia bajo la mexicana como se pretende seguir diciendo. Con la mayoría de elementos de MLS, Estados Unidos armó una selección capaz de complicar el trabajo del Tricolor en cualquier enfrentamiento. Esto fue sin su generación dorada que se encuentra compitiendo en clubes de ligas europeas y que cuando son llamados dan ese golpe de calidad que la noche del miércoles resintió su selección.
Con México no parece haber una solución inmediata, se tendrá que trabajar y mucho para poder retornar a un nivel competitivo que no transite por los pasajes que se vivieron en Phoenix, en lo que no se observó un juego de conjunto capaz de sortear partidos tan intrascendentes como el jugado.