El torneo Clausura 2023 se encuentra a horas de comenzar, después de haber cerrado el año con un Mundial fuera de fechas tradicionales y una final que será recordada por mucho tiempo como una de las mejores finales de Copas del Mundo; volvemos al fútbol de nuestra región, al local, el que tiene reglamentos fuera de lo común; donde no hay descenso y la competencia se vuelve tediosa, sin un objetivo claro; en el que 12 de 18 equipos son aspirantes al campeonato, donde las jóvenes promesas se pierden por procesos incompletos en los que no se trabaja por un futuro deportivo; una liga que busca tener finanzas y números parecidos a los de Europa, pero en donde no hay un desarrollo ni siquiera parecido del futbol. Aunque resulta casi muy obvio que todas las anteriores razones fueron factores determinantes en la eliminación temprana de la selección mexicana de Qatar 2022, pareciera que los directivos no admiten los errores en los que han caído en los últimos años al tratar de manejar la liga con el limitado propósito de ganar dinero.
Pero el espectáculo debe continuar, el balón no deja de girar y una vez más estaremos pendientes de lo mucho o poco que puedan hacer nuestros equipos en una competencia que ya no es la favorita de la afición mexicana, teniendo la posibilidad de ver otras ligas, pero es la que hay. A pesar de que es una liga que presume una economía fuerte, no se debe a la cantidad de personas que la consumen; hay un mayor número de oferta en cuanto a fútbol fuera de nuestro país que puede ser adquirido por los aficionados que prefieren voltear a ver el balón que se juega más allá de nuestras fronteras; LaLiga española, la Champions, la Liga Premier y demás torneos UEFA son las opciones por las que se ha cambiado el gusto de ver fútbol en nuestro país. La Liga MX tiene fuertes competidores, muchas veces mejores, en cuanto a calidad de fútbol se trata. Aún con esfuerzos para tratar de acercar el torneo local al público, éste lo ha hecho a un lado y prefiere aquel en el que puede ver a los mejores jugadores del mundo.
De cualquier forma, los equipos se preparan para dar lo mejor en una competencia donde, como ya dijimos, la exigencia es poca y los equipos con mayores presupuestos pueden escalar en la tabla general, porque es lo que se espera. Los grandes fracasos dentro del torneo local tienen que ver más con la cantidad invertida y no recuperada por no acceder a una Liguilla que los retrasos deportivos en los que se pueda encontrar un club en particular, o toda la liga en general. Los equipos de Nuevo León, América y aquellos que hacen un gasto superior de cara al torneo, están obligados casi por mandato a ser protagonistas, aunque algunas veces el tener una nómina alta no garantiza el buen fútbol. Los demás clubes se esfuerzan por ser los que esta vez completen los lugares de postemporada. Claro que hay casos en los que se trabaja bien el fútbol, en donde se toman en cuanta a las fuerzas básicas y de los que surgen jugadores con calidad de exportación; pero sin el apoyo de las televisoras, y con una animadversión dentro de la propia junta de dueños o Federación, son relegados y se les intenta invisibilizar.
La realidad es que los que toman las decisiones dentro del fútbol mexicano, que las han tomado por mucho tiempo, no están dispuestos a ceder un poco del mucho poder que han adquirido para que el deporte mejore. Cuando se intentó diversificar los derechos de la Selección Nacional, algo que le habría hecho mucho bien a nuestro fútbol, unos cuantos cerraron filas para permitir que sigan siendo las mismas personas de siempre las que tengan las riendas de la liga y federación. El balompié nacional ha sufrido las consecuencias, evidentemente en este último Mundial, en el que no se alcanzó ni siquiera un logar de consolación. Pretextos habrá, no los hemos escuchado porque se dieron un plazo de 60 días después de la Copa del Mundo para entregar un balance, pero estamos casi seguros que no habrá autocrítica, que se culpará factores externos y que, al final, todo seguirá igual.