Primoz Roglic se adueña del Critérium du Dauphiné y avisa para el Tour de Francia

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Roglic, junto a Ciccone, en la etapa del día del Dauphiné.

Primoz Roglic avisa para el Tour de Francia. Si el Critérium du Dauphiné era esa prueba que iba a medir las piernas antes de la ronda gala, pues tal parece que el esloveno está en óptimas condiciones. Mientras Carlos Rodríguez levantaba su puño al cruzar meta, tras ser el vencedor de la etapa, Roglic pasó apretando los dientes, puesto que terminó adjudicándose esta edición por tan sólo ocho segundos. Ahora sí que pase lo que tenga que pasar en la Grande Boucle.

Hubo suspense. Emoción hasta el último metro. Todo por un ataque de Rodríguez a 5 km de meta que sacó a flote la debilidad de Roglic, y en comandita con Jorgenson a punto estuvo de dar un sorprendente vuelco a la general el último día. El español se llevó la etapa y la cuarta plaza, Roglic su segundo Dauphiné y Jorgenson y el canadiense Derek Gee los puestos secundarios del podio. Rodríguez logró una victoria épica que le supone una inyección moral a tres semanas del Tour de Francia y que pone en evidencia a Roglic. Entró en la cima de Gliéres con un tiempo de 4h.18.02 junto a Jorgenson.

La última etapa estuvo controlada en todo momento por el Bora de Roglic, quien permitió una fuga de diez corredores, pero sin permitir demasiadas alegrías. En el despegue estaba de nuevo Marc Soler, con Fraile, Armirail, Gaudu, Guillaume Martin y Fortunato, entre otros. Una escapada de entidad, que logró llegar a la parte decisiva con 2.30 minutos de adelanto. Por la cima de Le Salève pasó en cabeza Soler, pero restaba la parte más abrupta y la subida final. Los hombres de Roglic pusieron ritmo para preparar el asalto final hacia una posible tercera victoria consecutiva del esloveno.

La escapada llegó a pie del Col des Glières con apenas medio minuto de adelanto. Antesala de una sentencia que se propusieron los hombres del Ineos y, sobre todo, del Bora, aunque el Lidl con Carlos Verona de lanzadera fue el equipo más determinante para derribar la aventura del día. Trató de resistir Guillaume Martin para celebrar el día de su cumpleaños en la cima de Glières, sin ninguna opción ante un grupo que ya estaba moviendo fichas para gestionar la llegada. Roglic iba en butaca con Hindley y Vlasov, seguro y con la confianza victorias de montaña consecutivas.

El trabajo del Lidl tenía guardada la carta de Ciccone, capaz de atacar a 7 de meta, abriendo un pequeño hueco. La reacción de Laurens De Plus seleccionó el grupo principal, hundió de Evenepoel y a Vlasov y neutralizó al italiano. A 5 de meta atacó Carlos Rodríguez, en un todo por el todo, una iniciativa que sacó a flote las miserias de Roglic, también susceptible de pasar apuros. El granadino se fue por delante a 4 de meta con los hombres del podio, Jorgenson y Derek Gee. Por detrás, el esloveno, sin cebarse, perdía 31 segundos pasada la parte más dura del puerto, contra las cuerdas, capeando el temporal como podía.

Rodríguez y Jorgenson quedaron delante a 2 km de meta. El norteamericano, segundo en la general, aún soñando con el maillot amarillo, y el español con la tercera plaza del podio. Más emoción imposible, con todo por resolver hasta el último metro. La unión hizo la fuerza y puso una emoción inesperada, pues Roglic había sido superior a todos en las dos etapas de montaña anteriores. Pero el esloveno, ganador de tres Vueltas y un Giro, no tuvo su día y mandó pistas a sus rivales en el Tour, adonde acudirá por la gloria pendiente.

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