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Imagina que un día te levantas y, de la nada, te pica la piel, tienes dolor de cabeza intenso, tienes nauseas, mareos y ganas de vomitar. No sabes por qué, pero, mientras caminas, te das cuenta de que, mientras más cerca estás de tu módem y de tu celular, más fuertes se vuelven estos dolores. Ésta es una realidad para una gran cantidad de personas en el mundo, pero ¿qué dice la ciencia al respecto? ¿De verdad hay individuos que son alérgicos al Wi-Fi y, en general, a las ondas electromagnéticas? ¿Qué haría si tú lo fueras?
La Organización Mundial de la Salud reconoce a la hípersensibilidad al electromagnetismo como una condición médica real. Sin embargo, en su definición, considera importante mencionar que no existen síntomas uniformes y que el padecimiento, aunque real, poco o nada tiene que ver con la exposición de los individuos a un campo electromagnético, como el Wi-Fi o el Bluetooth.
A través de diferentes pruebas y estudios, se ha sometido a los pacientes que se han auto diagnosticado con hipersensibilidad electromagnética a una variedad de experimentos y condiciones para medir su respuesta ante un campo electromagnético. ¿El resultado? Después de pruebas y verificaciones dobles, se halló que ninguno de los sujetos de prueba fue capaz de notar la diferencia entre estar en presencia de un campo electromagnético y estar en condiciones aisladas de todo electromagnetismo.
Pero, cuando los sujetos son conscientes de que se encuentran en presencia del espectro electromagnético, sus cuerpos empiezan a mostrar síntomas bastantes reales y tangibles; algunos, incluso, a grados insoportables. De hecho, hace algunos años, se reportó que una adolescente se quitó la vida debido a la incomodidad terrible que le causaba vivir con hipersensibilidad al electromagnetismo. ¿Cómo se explica esto entonces? Con el efecto nocebo. Así como existe el efecto placebo, en el que la mente sugestiona al cuerpo para que reacciones de manera positiva frente a lo que cree es un médicamente, remedio o cura, sucede algo similar con el efecto nocebo. En este efecto, los pacientes tienen tan arraigada la idea de que algo es nocivo para ellos que su mente los sugestiona y su cuerpo responde de acuerdo con esto. El efecto nocebo esta muy bien documentado en la historia médica y tiene el mismo poder de hacer daño que el efecto placebo de curar, sólo con el poder de nuestras mentes.
Si viste Better Call Saul, la serie precuela de Breaking Bad, recordarás que, a Chuck, el hermano de Saul, se le presentaban síntomas elevados debido a su alergia al electromagnetismo, al punto de que sentía que su piel se quemaba frente a la luz eléctrica. Más tarde, se comprobó que todo estaba en su mente y que la condición de Chuck era producto de todo menos la exposición al campo electromagnético. Ésa es la realidad de una cantidad muy pequeña de personas, apenas unos cuantos por millón de habitantes y, aunque esté en su mente, ellos lo sienten y lo padecen como una realidad.