Valentina Shevchenko confiesa su amor por México y la razón por la que entrenó en El Paso previo a la trilogía ante Alexa Grasso
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El sábado en el Sphere de Las Vegas, en la Noche UFC, Valentina Shevchenko se medirá por tercera ocasión a Alexa Grasso, tras los primeros dos combates en los que la mexicana primero ganó el título y luego lo retuvo por un polémico empate que todavía tiene con un agrio sabor de boca a la ucraniana.
“La segunda pelea, todos vieron que gané la pelea, pero dieron un empate, y eso en las circunstancias, fue para ella. ¿Qué debería cambiar? No lo sé. Tengo que enfocarme en prepararme de la mejor manera, tuve un gran campamento y fui al límite”.
Shevchenko aseguró que no piensa en que la afición vaya a estar en su contra. “La preocupación es hacer la finalización. Tengo que hacer lo que tengo que hacer, acabar la pelea. Llevo 31 años en MMA, desde los 5 años entreno. En toda mi carrera, tuve peleas en tantos lugares, en sus países y tenías que pelear contra el rival, su afición y el referee, que hacía todo para quitarme técnicas y puntos. No importaba nada, gané la pelea. Nunca me importó”.
Si bien la rivalidad entre las peleadoras es una de las más grandes en la historia de UFC, Valentina aseguró que ama México, recordando las múltiples veces que ha estado en el país.
“Mi relación con los mexicanos siempre era excelente. Yo tengo muchos amigos de DF, Valle de Bravo, Acapulco. Nosotros muchas veces viajamos a México, respeto mucho la cultura mexicana. Por la vida, mi contrincante es de México, pero también en muay tai he peleado contra peleadores de Tailandia y me lleva esta cultura. Lo mismo puedo decir de México. Ustedes tienen peleadores excelentes, fuerte corazón, pero este es deporte. No es nada personal, solamente una persona y una persona. Nosotras peleamos las dos, no con toda la gente. No quiero que la gente confunda, entrar en esta rivalidad. Es solamente rivalidad entre dos personas“.
Shevchenko habló además de las razones por las que se preparó en El Paso para la pelea de UFC 306.
“Un amigo de mi entrenador, Armando, tiene un gimnasio ahí. Tiene un clima similar a Las Vegas, con altitud, muy similar a lo que iba a sentir aquí. Funcionó a la perfección. Nosotros fuimos como 4 o 6 semanas antes a El Paso para tener mi campamento aquí. Mi entrenador tiene un gimnasio. Entrenamos con sparring de El Paso y parte de Ciudad Juárez, que estaban todos los días cruzando la frontera para entrenar conmigo. Toda esta energía y cultura que yo tuve de experiencia en El Paso me cargó de mucha fuerza para la pelea. Es una ciudad increíble. La gente de ahí tiene tanto corazón y espíritu. Me enamoré de la ciudad. Además de entrenar, pude estar ahí, la cultura de la ciudad, un río increíble, en el que pasaba la mayoría de mi tiempo. Fue muy bueno”.